Artículos periodísticos Caso Ezequiel Demonty
Art. 1
Clarín.com » Edición Jueves 19.09.2002 » Sociedad » Hay 11 policías presos por el caso del chico desaparecido en el Riachuelo
INSEGURIDAD: LOS BUZOS BUSCARON SIN EXITO EN EL AGUA A EZEQUIEL DEMONTYHay 11 policías presos por el caso del chico desaparecido en el RiachueloSon de la comisaría 34 y los arrestos los dispuso el jefe de la Federal, que además relevó a la cúpula de la seccional. Según la denuncia de sus padres, lo detuvieron el sábado y lo obligaron a tirarse al río. Ayer, 500 personas marcharon reclamando Justicia.
Rolando Barbano y Carlos Galván. DE LA REDACCION DE CLARIN.Los policías que quedaron del otro lado de las rejas son once: el oficial que estaba a cargo de la comisaría 34 en la madrugada del sábado, el que dirigía el servicio externo y los nueve que recorrían la calle en patrulleros. La Policía dispuso su "arresto preventivo" y relevó a los tres jefes de la seccional. Así, quedó allanado el camino para lo que podría pasar en las próximas horas: que la Justicia impute a alguno de ellos en la desaparición de Ezequiel Demonty, el joven de 19 años que habría sido obligado a tirarse al Riachuelo por hombres de la Federal.Mientras unos 500 familiares y vecinos del joven marchaban anoche en reclamo del esclarecimiento del caso y se suspendía la búsqueda del cuerpo sin éxito, la investigación avanzaba ayer a buen paso. Al testimonio del menor de los chicos que acompañaba a Demonty cuando supuestamente lo detuvieron, ahora se sumó la declaración de otro amigo. El testigo, que tardó en aparecer porque tiene antecedentes y tenía miedo, coincidió en que fueron policías quienes lo empujaron al agua.La versión de los dos testigos coincide con la que sostienen los padres de Demonty desde la mañana del martes. Los chicos —uno tiene 14 y el otro, 18— contaron que en la noche del viernes fueron a una bailanta de Constitución junto a Ezequiel y a otros amigos. En el boliche habrían tenido un altercado menor con otra gente y habrían tomado bastante alcohol.Los dos chicos, que viven en Mataderos, coincidieron en que cerca de las cinco de la madrugada del sábado se separaron del resto del grupo y volvieron con Ezequiel a su casa del barrio Illia (Pompeya). El joven dejó allí una campera y luego los acompañó a tomarse un remís. Según dijeron, cuando estaban tocando el timbre de la remisería apareció un patrullero de la 34.Los testigos indicaron que los policías los golpearon. Luego habrían aparecido otros dos patrulleros, donde metieron a los chicos para llevarlos al Riachuelo. Según los amigos de Ezequiel, en un costado del puente Uriburu, les preguntaron si sabían nadar y los empujaron al agua.Desde entonces, Ezequiel está desaparecido. "Caímos al agua y no lo vimos más", dijeron sus amigos. Y, acompañados por personal del fiscal Marcelo Roma, fueron al puente y marcaron el lugar exacto donde lo vieron por última vez.¿Ezequiel logró salir del agua o se ahogó? Ayer declaró un testigo que lo habría visto salir del Riachuelo. "Pero no es confiable: no recuerda si lo vio el sábado o el año pasado", dijeron fuentes del caso.La tía de Ezequiel contó ayer que el chico es sordo de un oído y que, según les comentaron, los policías le habrían pegado un culatazo en la cabeza. "Tal vez perdió la memoria y está desorientado por ahí", se ilusionó. La búsqueda, en cambio, se concentró en el agua: desde las cuatro de la mañana de ayer, 12 buzos de la Federal y tres de Prefectura rastrillaron al tacto el fondo del Riachuelo sin éxito. La familia del joven —tiene custodia permanente— y sus amigos siguieron todo de cerca. Dolores Ingamba, la mamá de Ezequiel, estaba parada junto al agua cuando le avisaron que el secretario de Seguridad nacional, Alfredo Iribarne, la llamaba por teléfono. El funcionario le anticipó que los jefes de la comisaría 34 habían sido relevados. "Bueno, pero yo sólo quiero que aparezca mi hijo", respondió la mujer.La decisión, tomada por la Jefatura de la Federal luego de un pedido de la Defensoría del Pueblo, alcanzó a toda la cúpula de la comisaría 34. También se ordenó el "arresto preventivo" de los once policías que estaban en el servicio de calle de la seccional en la madrugada del sábado. "Fue una decisión administrativa de la Policía. Pero deriva de lo que surge de la investigación", dijeron fuentes del caso.Los once policías quedaron detenidos en el Cuerpo de Policía Montada. Se trata de ocho suboficiales y un oficial que estaban de recorrida con tres patrulleros el sábado a la mañana, el oficial a cargo de la seccional y el oficial que dirigía el servicio de calle. Este último sería el hijo de un hombre que fue jefe de la Policía Bonaerense a principios de los 90.Estas medidas no tranquilizaron mucho al barrio. Luz Martínez, ex maestra de Ezequiel, comentó: "Acá las razias y las palizas de la Policía son habituales. Los chicos conviven con la muerte". Rodolfo Suárez, padrastro del joven, agregó: "A mí me garantizaron que los responsables pagarán".Ezequiel trabaja con su padrastro, comprando cartón a los cirujas. Hasta anoche no estaba claro por qué los policías podrían haberse ensañado con él. Una versión no confirmada indicaba que, minutos antes de la supuesta detención, una bandita habría asaltado a un taxista en la zona. Otra decía que alguien llamó a la comisaría, creyendo que el joven y sus amigos intentaban robar la remisería. En la fiscalía tienen centradas sus esperanzas en un testigo clave, que declararía en las próximas horas: habría visto el momento en que los subían a un patrullero. Art. 2
Clarín.com » Edición Viernes 27.09.2002 » Sociedad » Por el crimen del Riachuelo, la Justicia allanó la comisaría 34
EN BUSCA DE MAS PRUEBASPor el crimen del Riachuelo, la Justicia allanó la comisaría 34Secuestraron seis teléfonos celulares de los doce policías acusados de obligar a Ezequiel Demonty a tirarse al río. Un suboficial declaró y complicó más a uno de los oficiales.
La jueza María Cristina Bértola allanó anoche la comisaría 34 y secuestró seis teléfonos celulares que habrían sido usados por algunos de los doce policías imputados en el crimen de Ezequiel Demonty, el chico de 19 años que se ahogó luego de ser empujado al Riachuelo por hombres de la Federal. Al mismo tiempo, uno de los suboficiales detenidos comprometió aún más al oficial Gastón Somohano, quien habría dirigido el operativo que terminó con la muerte del joven.Altas fuentes del caso informaron a Clarín que el allanamiento fue muy rápido y se limitó a una búsqueda en los roperos que los policías detenidos tenían en la comisaría 34. Estos casilleros habían sido precintados por el fiscal Marcelo Roma cuando empezó la investigación del caso, hace más de una semana y media."Se secuestraron los teléfonos por las dudas, aunque ya está probado que los implicados se comunicaron a la hora de la detención de Ezequiel", indicaron los voceros. Es que, tal como anticipó Clarín, los investigadores tienen una grabación del Comando Radioléctrico de la Federal donde consta una conversación entre el patrullero 134 y el 934. El primero era comandado por el cabo Luis Gutiérrez y el otro, por Somohano.Mientras, la novia de Ezequiel reveló ayer que el joven iba a ser padre. "Tengo un embarazo de cuatro meses y tanto Ezequiel como su familia lo sabían. Por eso teníamos planeado casarnos en febrero", dijo Jéssica Martín, de 18 años, en declaraciones a Radio Mitre. "El estaba muy contento porque es algo hermoso. Estábamos tratando de juntar plata y organizarnos para tener una vida mejor", agregó.Ezequiel tenía 19 años y vivía con Jéssica en la villa Cildáñez. En la madrugada del sábado, luego de ir a bailar, acompañó a dos amigos y una amiga a tomarse un remís en el barrio Illia (Pompeya). Un patrullero de la comisaría 34 —sería el del cabo Gutiérrez— los detuvo y pronto se sumaron al menos dos móviles más. Los policías golpearon a los jóvenes, les robaron 30 pesos y los llevaron al Riachuelo. La única que se salvó fue la chica, que evitó que la subieran a los patrulleros mintiendo que estaba embarazada.Finalmente, los policías empujaron a los chicos al Riachuelo. Los dos más jóvenes —uno tiene 14 años y el otro, 18— lograron salir del agua. Pero Ezequiel se ahogó.Desde el viernes pasado están detenidos doce policías de la comisaría 34, que aquella madrugada se movieron en cuatro patrulleros. Uno de ellos, el sargento Luis Funes, reconoció haber participado del operativo. Otros dos —serían los agentes Sandro Granado y Jorge Solís— hicieron lo mismo. Los tres apuntaron contra el oficial Somohano, hijo de un ex jefe de la Bonaerense, quien estaba a cargo del servicio de calle de la seccional.Aunque recién trascendió ayer, el martes hubo otro policía que se "quebró". Sería el cabo Luis Gutiérrez, quien también acusó a Somohano de haber propuesto arrojar a los chicos al agua.La situación de al menos nueve de los policías parece estar definida. El martes, los dos amigos varones de Ezequiel identificaron en rueda de presos a siete de los acusados. "A esta altura sólo se están terminando de cerrar los últimos detalles", indicaron fuentes del caso a Clarín.En esa línea, la jueza Bértola allanó ayer la comisaría 34. Abrió los casilleros de los policías detenidos, revisó sus cosas personales y secuestró seis teléfonos celulares. Al mismo tiempo, ya pidió a las empresas telefónicas el listado de las llamadas entrantes y salientes de esas líneas en el horario en que se produjo el crimen de Ezequiel. También se intentará analizar si los acusados se comunicaron entre ellos en los días posteriores al operativo ilegal.Los investigadores están concentrados en establecer si fueron tres o cuatro los patrulleros que participaron. La duda se centra en el móvil del sargento Jorge Sosa, el cabo Andrés Wright y el agente Santiago Ritrovato. Los tres niegan todo. Hoy la familia de Ezequiel dará una conferencia de prensa en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad para anunciar que se presentará como querellante en el expediente. A las 10.30 de la mañana, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) hará una marcha en repudio al crimen. Y a las 11, la Confederación de Trabajadores de la Educación hará un acto contra la impunidad en Plaza de Mayo. Art. 3
Clarín.com » Edición Viernes 22.11.2002 » Sociedad » Nueve policías, a juicio oral por la muerte de un chico
EL CRIMEN DE EZEQUIEL DEMONTYNueve policías, a juicio oral por la muerte de un chicoTenía 19 años. La Cámara de Apelaciones confirmó el procesamiento de los federales por privación ilegal de la libertad seguida de muerte.
La Justicia confirmó ayer el procesamiento de los nueve policías federales acusados por el brutal crimen de Ezequiel Demonty, el chico de 19 años que murió tras ser arrojado al Riachuelo. Así quedó abierto el camino para el juicio oral, que podría realizarse en la primera mitad del año próximo, según estimaron fuentes allegadas a la causa.Los policías seguirán presos, pese a que la Cámara de Apelaciones suavizó un poco los cargos en su contra. Los jueces no confirmaron la acusación por "torturas" que también pesaba contra ellos. De todos modos, quedaron acusados por un delito gravísimo: "privación ilegal de la libertad seguida de muerte". El Código Penal prevé para estos casos la prisión o reclusión perpetua. El fallo fue firmado por los jueces Guillermo Navarro y Mario Filozof, integrantes de la Sala V de la Cámara de Apelaciones de la Capital. Los procesamientos habían sido dictados el 7 de octubre por la jueza de Instrucción María Cristina Bertola.La Cámara también rebajó los embargos que la jueza había impuesto a los policías. Iban desde los 500.000 hasta el millón de pesos.El fallo de los camaristas fue duramente cuestionado por el abogado José Vera, que representa a la familia Demonty. El abogado ahora estudia la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema de Justicia y ante organismos internacionales."Esta medida deja vía libre para secuestrar personas, infligirles golpes, hacerlas saltar al Riachuelo y, si la víctima no se muere, quedar en libertad, porque sólo quedan imputados por privación ilegal de la libertad", señaló Vera en declaraciones a la agencia DyN.Todos los policías procesados en esta causa trabajaban en la comisaría 34ª. Son el inspector Gastón Somohano —hijo de un ex jefe de la Bonaerense—, el oficial inspector Daniel Barrionuevo, los cabos Luis Gutiérrez y José Luis Martínez, el sargento Jorge Sosa, el sargento primero Luis Funes y los agentes Maximiliano Pata, Jorge Solís y Sandro Granado.Los nueve policías iban en los tres patrulleros en los que, según se probó durante la investigación, fueron subidos por la fuerza Demonty y dos amigos, uno de ellos un chico de 14 años.Para los jueces, la actuación de los procesados "se presenta despojada de toda justificación dada su condición de funcionarios públicos en pleno ejercicio de la actividad policial".Ezequiel Demonty, un joven cartonero de familia evangelista que vivía en un barrio humilde de Pompeya, fue asesinado en la madrugada del sábado 14 de setiembre. Había ido a bailar a un boliche de Constitución y la Policía se lo llevó cuando golpeaba la puerta de una remisería para pedir un viaje para sus amigos. Los chicos, supuestamente, estaban "haciendo mucho ruido".Los policías los llevaron hasta el Riachuelo, a la altura del Puente Uriburu. Allí los amenazaron y los empujaron al agua, según determinó la Justicia. Dos de los chicos lograron salvarse. Pero Ezequiel no pudo nadar y se hundió. Después de una dramática búsqueda —que los familiares iniciaron por su cuenta—, el cadáver fue hallado varios días después, a más de 2.000 metros del lugar donde los chicos fueron obligados a sumergirse.Los informes de los forenses revelaron que Demonty había recibido golpes en la cara antes de caer empujado al agua.La Cámara no encuadró esta agresión dentro de la figura penal de "torturas". Pero en el fallo los jueces admitieron que hubo un "despliegue de amenazas y maltrato físico para obligar a los cautivos a cruzar a nado el Riachuelo".Al principio habían sido detenidos otros tres policías que iban en un cuarto patrullero. Pero los liberaron porque no se comprobó su responsabilidad en el episodio.El juicio oral por el caso podría llegar entre marzo o abril del año próximo, según calcularon fuentes de la causa.
Art. 4
Sociedad Miércoles, 08 de Septiembre de 2004
DOS CHICOS CONTARON COMO LOS POLICIAS LOS TIRARON AL RIACHUELO
“Ahora sí van a aprender a nadar”
Los dos amigos de Ezequiel Demonty, el chico asesinado por la Federal, declararon en el juicio por el homicidio. Coincidieron en que después de castigarlos con dureza, “todos los policías” actuaron juntos en el momento de obligarlos a tirarse al agua.
Por Carlos Rodríguez
“Habíamos salido juntos, eran mis amigos, no iba a volver yo solo a mi casa.”
Entre sollozos, recreando el cruce a nado de las negras aguas del Riachuelo, de orilla a orilla, Claudio –cuyo nombre completo se mantiene en reserva por ser menor– explicó ante los jueces por qué volteaba la cabeza, buscando con la mirada a sus amigos Ezequiel Demonty y Julio Ismael Paz.
El chico, que el 14 de septiembre de 2002 tenía 14 años, respondió preguntas insólitas de los defensores de los nueve policías acusados por el asesinato de Demonty, el único que no pudo retornar vivo a tierra firme. “¿En qué estilo nadaba?”, quiso saber uno de los defensores, como si quisiera establecer si el joven podía o no seguir con la mirada a sus compañeros de odisea. Tanto Claudio como Paz coincidieron en que “todos los policías” actuaron juntos a la hora de obligarlos a tirarse al agua y que todos los golpearon. Les dieron “una re-paliza”, sostuvo Paz. Esto contradice las versiones de algunos de los imputados que le adjudicaron un rol protagónico excluyente, en esa tremenda determinación, al subinspector de la Policía Federal Gastón Somohano, el principal acusado.
Los dos chicos coincidieron en afirmar ante los jueces del Tribunal Oral 8 que “todos los policías” los detuvieron sin motivo alguno, los golpearon en la esquina de Cruz y La Constancia y volvieron a pegarles una vez que llegaron a la orilla del Riachuelo, minutos antes de que los “empujaran” hasta rodar por la barranca que baja hacia las aguas. Paz, de 19 años, quien ahora está preso por una tentativa de robo, y Claudio, que ahora tiene 16, recordaron que esa noche habían ido a bailar al boliche Radio Estudio, del barrio porteño de Constitución.
En varias oportunidades, el relato de Claudio provocó murmullos entre el público, por su emotividad. “Tengo miedo de que me maten porque este juicio es contra policías y tengo temor”, dijo Claudio ante una pregunta del abogado José Luis Vera, que representa a la familia Demonty. Los dos jóvenes dijeron que al pasaje La Constancia habían ido a buscar un remís para regresar a sus casas, en Mataderos. “¿Por qué un remís y no un taxi?”, fue la aguda pregunta de uno de los defensores de los policías. “Porque es más barato”, respondió Claudio con su voz de nene.
Paz fue el primero en declarar. El chico habló durante dos horas e incurrió en algunas contradicciones menores. “Cuando llegaron los patrulleros, los policías nos empezaron a pegar apenas bajaron. No nos preguntaron los nombres y creo que nos pedían droga porque todos los que andan por ese barrio saben andar comprando.” Estimó que había “una docena” de policías (eran nueve) y sostuvo que sentía “un miedo bárbaro”. Cuando los subieron en los tres patrulleros, cada uno por separado, creyó que “se trataba de una joda que nos querían hacer”. Nunca imaginó que terminarían en las aguas del Riachuelo.
Aseguró que cuando llegaron a la orilla del río “los policías hicieron una ronda”, en torno de los tres amigos. “Allí nos dieron una re-paliza y después, uno por uno, nos obligaron a tirarnos al agua.” El primero en ser “empujado por dos policías” hacia las aguas fue Demonty, después fue el turno de Claudio y finalmente lo tiraron a Paz, a quien apodan El Pelado, que para colmo de males no sabe nadar. Se tomó de una rama que había a la orilla y se salvó de morir.
Claudio dijo, a su turno, que cuando los detuvieron los policías les pegaron “por todo el cuerpo”. La única que se salvó de ser golpeada fue una chica que los acompañaba y que fue dejada en libertad por los policías porque mintió y les dijo que estaba embarazada. “Ahora van a aprender a nadar. Ahora van a aprender qué es ser hombre, negros de mierda”, era la frase que le repetía a Claudio uno de los policías que iba en el patrullero.
“Nos hicieron bajar y formaron una ronda. Nos pusieron a los tres en el centro y nos volvieron a pegar y a patear. No hubo tiros pero todos tenían las armas en sus manos y nos golpeaban con ellas en la cabeza. Ninguno de ellos trató de evitar lo que pasaba”, relató el chico, visiblemente conmocionado.
El menor sostuvo que fueron dos los policías que llevaron a Demonty hasta las cercanías del agua y que “lo empujaron” para que cayera al río. La última vez que lo vio, Ezequiel “iba nadando hacia atrás, de espalda, rumbo al puente” Uriburu, ubicado a unos 100 metros del lugar donde fueron arrojados al agua. “A mí me agarraron de los hombros, me llevaron a la barranca y me empujaron. Después me dijeron ‘nadá porque si no te vamos a matar’.”
Y en todo momento vio que los apuntaban con armas de puño y uno de los policías con una escopeta. “No me lo olvido más”, le dijo Claudio a Página/12, en las escalinatas de los tribunales, cuando volvía hacia su casa en Mataderos. “A cada rato nos decían ‘van a aprender a nadar, negros de mierda’. Es muy feo lo que nos pasó.”
Art. 1
Clarín.com » Edición Jueves 19.09.2002 » Sociedad » Hay 11 policías presos por el caso del chico desaparecido en el Riachuelo
INSEGURIDAD: LOS BUZOS BUSCARON SIN EXITO EN EL AGUA A EZEQUIEL DEMONTYHay 11 policías presos por el caso del chico desaparecido en el RiachueloSon de la comisaría 34 y los arrestos los dispuso el jefe de la Federal, que además relevó a la cúpula de la seccional. Según la denuncia de sus padres, lo detuvieron el sábado y lo obligaron a tirarse al río. Ayer, 500 personas marcharon reclamando Justicia.
Rolando Barbano y Carlos Galván. DE LA REDACCION DE CLARIN.Los policías que quedaron del otro lado de las rejas son once: el oficial que estaba a cargo de la comisaría 34 en la madrugada del sábado, el que dirigía el servicio externo y los nueve que recorrían la calle en patrulleros. La Policía dispuso su "arresto preventivo" y relevó a los tres jefes de la seccional. Así, quedó allanado el camino para lo que podría pasar en las próximas horas: que la Justicia impute a alguno de ellos en la desaparición de Ezequiel Demonty, el joven de 19 años que habría sido obligado a tirarse al Riachuelo por hombres de la Federal.Mientras unos 500 familiares y vecinos del joven marchaban anoche en reclamo del esclarecimiento del caso y se suspendía la búsqueda del cuerpo sin éxito, la investigación avanzaba ayer a buen paso. Al testimonio del menor de los chicos que acompañaba a Demonty cuando supuestamente lo detuvieron, ahora se sumó la declaración de otro amigo. El testigo, que tardó en aparecer porque tiene antecedentes y tenía miedo, coincidió en que fueron policías quienes lo empujaron al agua.La versión de los dos testigos coincide con la que sostienen los padres de Demonty desde la mañana del martes. Los chicos —uno tiene 14 y el otro, 18— contaron que en la noche del viernes fueron a una bailanta de Constitución junto a Ezequiel y a otros amigos. En el boliche habrían tenido un altercado menor con otra gente y habrían tomado bastante alcohol.Los dos chicos, que viven en Mataderos, coincidieron en que cerca de las cinco de la madrugada del sábado se separaron del resto del grupo y volvieron con Ezequiel a su casa del barrio Illia (Pompeya). El joven dejó allí una campera y luego los acompañó a tomarse un remís. Según dijeron, cuando estaban tocando el timbre de la remisería apareció un patrullero de la 34.Los testigos indicaron que los policías los golpearon. Luego habrían aparecido otros dos patrulleros, donde metieron a los chicos para llevarlos al Riachuelo. Según los amigos de Ezequiel, en un costado del puente Uriburu, les preguntaron si sabían nadar y los empujaron al agua.Desde entonces, Ezequiel está desaparecido. "Caímos al agua y no lo vimos más", dijeron sus amigos. Y, acompañados por personal del fiscal Marcelo Roma, fueron al puente y marcaron el lugar exacto donde lo vieron por última vez.¿Ezequiel logró salir del agua o se ahogó? Ayer declaró un testigo que lo habría visto salir del Riachuelo. "Pero no es confiable: no recuerda si lo vio el sábado o el año pasado", dijeron fuentes del caso.La tía de Ezequiel contó ayer que el chico es sordo de un oído y que, según les comentaron, los policías le habrían pegado un culatazo en la cabeza. "Tal vez perdió la memoria y está desorientado por ahí", se ilusionó. La búsqueda, en cambio, se concentró en el agua: desde las cuatro de la mañana de ayer, 12 buzos de la Federal y tres de Prefectura rastrillaron al tacto el fondo del Riachuelo sin éxito. La familia del joven —tiene custodia permanente— y sus amigos siguieron todo de cerca. Dolores Ingamba, la mamá de Ezequiel, estaba parada junto al agua cuando le avisaron que el secretario de Seguridad nacional, Alfredo Iribarne, la llamaba por teléfono. El funcionario le anticipó que los jefes de la comisaría 34 habían sido relevados. "Bueno, pero yo sólo quiero que aparezca mi hijo", respondió la mujer.La decisión, tomada por la Jefatura de la Federal luego de un pedido de la Defensoría del Pueblo, alcanzó a toda la cúpula de la comisaría 34. También se ordenó el "arresto preventivo" de los once policías que estaban en el servicio de calle de la seccional en la madrugada del sábado. "Fue una decisión administrativa de la Policía. Pero deriva de lo que surge de la investigación", dijeron fuentes del caso.Los once policías quedaron detenidos en el Cuerpo de Policía Montada. Se trata de ocho suboficiales y un oficial que estaban de recorrida con tres patrulleros el sábado a la mañana, el oficial a cargo de la seccional y el oficial que dirigía el servicio de calle. Este último sería el hijo de un hombre que fue jefe de la Policía Bonaerense a principios de los 90.Estas medidas no tranquilizaron mucho al barrio. Luz Martínez, ex maestra de Ezequiel, comentó: "Acá las razias y las palizas de la Policía son habituales. Los chicos conviven con la muerte". Rodolfo Suárez, padrastro del joven, agregó: "A mí me garantizaron que los responsables pagarán".Ezequiel trabaja con su padrastro, comprando cartón a los cirujas. Hasta anoche no estaba claro por qué los policías podrían haberse ensañado con él. Una versión no confirmada indicaba que, minutos antes de la supuesta detención, una bandita habría asaltado a un taxista en la zona. Otra decía que alguien llamó a la comisaría, creyendo que el joven y sus amigos intentaban robar la remisería. En la fiscalía tienen centradas sus esperanzas en un testigo clave, que declararía en las próximas horas: habría visto el momento en que los subían a un patrullero. Art. 2
Clarín.com » Edición Viernes 27.09.2002 » Sociedad » Por el crimen del Riachuelo, la Justicia allanó la comisaría 34
EN BUSCA DE MAS PRUEBASPor el crimen del Riachuelo, la Justicia allanó la comisaría 34Secuestraron seis teléfonos celulares de los doce policías acusados de obligar a Ezequiel Demonty a tirarse al río. Un suboficial declaró y complicó más a uno de los oficiales.
La jueza María Cristina Bértola allanó anoche la comisaría 34 y secuestró seis teléfonos celulares que habrían sido usados por algunos de los doce policías imputados en el crimen de Ezequiel Demonty, el chico de 19 años que se ahogó luego de ser empujado al Riachuelo por hombres de la Federal. Al mismo tiempo, uno de los suboficiales detenidos comprometió aún más al oficial Gastón Somohano, quien habría dirigido el operativo que terminó con la muerte del joven.Altas fuentes del caso informaron a Clarín que el allanamiento fue muy rápido y se limitó a una búsqueda en los roperos que los policías detenidos tenían en la comisaría 34. Estos casilleros habían sido precintados por el fiscal Marcelo Roma cuando empezó la investigación del caso, hace más de una semana y media."Se secuestraron los teléfonos por las dudas, aunque ya está probado que los implicados se comunicaron a la hora de la detención de Ezequiel", indicaron los voceros. Es que, tal como anticipó Clarín, los investigadores tienen una grabación del Comando Radioléctrico de la Federal donde consta una conversación entre el patrullero 134 y el 934. El primero era comandado por el cabo Luis Gutiérrez y el otro, por Somohano.Mientras, la novia de Ezequiel reveló ayer que el joven iba a ser padre. "Tengo un embarazo de cuatro meses y tanto Ezequiel como su familia lo sabían. Por eso teníamos planeado casarnos en febrero", dijo Jéssica Martín, de 18 años, en declaraciones a Radio Mitre. "El estaba muy contento porque es algo hermoso. Estábamos tratando de juntar plata y organizarnos para tener una vida mejor", agregó.Ezequiel tenía 19 años y vivía con Jéssica en la villa Cildáñez. En la madrugada del sábado, luego de ir a bailar, acompañó a dos amigos y una amiga a tomarse un remís en el barrio Illia (Pompeya). Un patrullero de la comisaría 34 —sería el del cabo Gutiérrez— los detuvo y pronto se sumaron al menos dos móviles más. Los policías golpearon a los jóvenes, les robaron 30 pesos y los llevaron al Riachuelo. La única que se salvó fue la chica, que evitó que la subieran a los patrulleros mintiendo que estaba embarazada.Finalmente, los policías empujaron a los chicos al Riachuelo. Los dos más jóvenes —uno tiene 14 años y el otro, 18— lograron salir del agua. Pero Ezequiel se ahogó.Desde el viernes pasado están detenidos doce policías de la comisaría 34, que aquella madrugada se movieron en cuatro patrulleros. Uno de ellos, el sargento Luis Funes, reconoció haber participado del operativo. Otros dos —serían los agentes Sandro Granado y Jorge Solís— hicieron lo mismo. Los tres apuntaron contra el oficial Somohano, hijo de un ex jefe de la Bonaerense, quien estaba a cargo del servicio de calle de la seccional.Aunque recién trascendió ayer, el martes hubo otro policía que se "quebró". Sería el cabo Luis Gutiérrez, quien también acusó a Somohano de haber propuesto arrojar a los chicos al agua.La situación de al menos nueve de los policías parece estar definida. El martes, los dos amigos varones de Ezequiel identificaron en rueda de presos a siete de los acusados. "A esta altura sólo se están terminando de cerrar los últimos detalles", indicaron fuentes del caso a Clarín.En esa línea, la jueza Bértola allanó ayer la comisaría 34. Abrió los casilleros de los policías detenidos, revisó sus cosas personales y secuestró seis teléfonos celulares. Al mismo tiempo, ya pidió a las empresas telefónicas el listado de las llamadas entrantes y salientes de esas líneas en el horario en que se produjo el crimen de Ezequiel. También se intentará analizar si los acusados se comunicaron entre ellos en los días posteriores al operativo ilegal.Los investigadores están concentrados en establecer si fueron tres o cuatro los patrulleros que participaron. La duda se centra en el móvil del sargento Jorge Sosa, el cabo Andrés Wright y el agente Santiago Ritrovato. Los tres niegan todo. Hoy la familia de Ezequiel dará una conferencia de prensa en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad para anunciar que se presentará como querellante en el expediente. A las 10.30 de la mañana, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) hará una marcha en repudio al crimen. Y a las 11, la Confederación de Trabajadores de la Educación hará un acto contra la impunidad en Plaza de Mayo. Art. 3
Clarín.com » Edición Viernes 22.11.2002 » Sociedad » Nueve policías, a juicio oral por la muerte de un chico
EL CRIMEN DE EZEQUIEL DEMONTYNueve policías, a juicio oral por la muerte de un chicoTenía 19 años. La Cámara de Apelaciones confirmó el procesamiento de los federales por privación ilegal de la libertad seguida de muerte.
La Justicia confirmó ayer el procesamiento de los nueve policías federales acusados por el brutal crimen de Ezequiel Demonty, el chico de 19 años que murió tras ser arrojado al Riachuelo. Así quedó abierto el camino para el juicio oral, que podría realizarse en la primera mitad del año próximo, según estimaron fuentes allegadas a la causa.Los policías seguirán presos, pese a que la Cámara de Apelaciones suavizó un poco los cargos en su contra. Los jueces no confirmaron la acusación por "torturas" que también pesaba contra ellos. De todos modos, quedaron acusados por un delito gravísimo: "privación ilegal de la libertad seguida de muerte". El Código Penal prevé para estos casos la prisión o reclusión perpetua. El fallo fue firmado por los jueces Guillermo Navarro y Mario Filozof, integrantes de la Sala V de la Cámara de Apelaciones de la Capital. Los procesamientos habían sido dictados el 7 de octubre por la jueza de Instrucción María Cristina Bertola.La Cámara también rebajó los embargos que la jueza había impuesto a los policías. Iban desde los 500.000 hasta el millón de pesos.El fallo de los camaristas fue duramente cuestionado por el abogado José Vera, que representa a la familia Demonty. El abogado ahora estudia la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema de Justicia y ante organismos internacionales."Esta medida deja vía libre para secuestrar personas, infligirles golpes, hacerlas saltar al Riachuelo y, si la víctima no se muere, quedar en libertad, porque sólo quedan imputados por privación ilegal de la libertad", señaló Vera en declaraciones a la agencia DyN.Todos los policías procesados en esta causa trabajaban en la comisaría 34ª. Son el inspector Gastón Somohano —hijo de un ex jefe de la Bonaerense—, el oficial inspector Daniel Barrionuevo, los cabos Luis Gutiérrez y José Luis Martínez, el sargento Jorge Sosa, el sargento primero Luis Funes y los agentes Maximiliano Pata, Jorge Solís y Sandro Granado.Los nueve policías iban en los tres patrulleros en los que, según se probó durante la investigación, fueron subidos por la fuerza Demonty y dos amigos, uno de ellos un chico de 14 años.Para los jueces, la actuación de los procesados "se presenta despojada de toda justificación dada su condición de funcionarios públicos en pleno ejercicio de la actividad policial".Ezequiel Demonty, un joven cartonero de familia evangelista que vivía en un barrio humilde de Pompeya, fue asesinado en la madrugada del sábado 14 de setiembre. Había ido a bailar a un boliche de Constitución y la Policía se lo llevó cuando golpeaba la puerta de una remisería para pedir un viaje para sus amigos. Los chicos, supuestamente, estaban "haciendo mucho ruido".Los policías los llevaron hasta el Riachuelo, a la altura del Puente Uriburu. Allí los amenazaron y los empujaron al agua, según determinó la Justicia. Dos de los chicos lograron salvarse. Pero Ezequiel no pudo nadar y se hundió. Después de una dramática búsqueda —que los familiares iniciaron por su cuenta—, el cadáver fue hallado varios días después, a más de 2.000 metros del lugar donde los chicos fueron obligados a sumergirse.Los informes de los forenses revelaron que Demonty había recibido golpes en la cara antes de caer empujado al agua.La Cámara no encuadró esta agresión dentro de la figura penal de "torturas". Pero en el fallo los jueces admitieron que hubo un "despliegue de amenazas y maltrato físico para obligar a los cautivos a cruzar a nado el Riachuelo".Al principio habían sido detenidos otros tres policías que iban en un cuarto patrullero. Pero los liberaron porque no se comprobó su responsabilidad en el episodio.El juicio oral por el caso podría llegar entre marzo o abril del año próximo, según calcularon fuentes de la causa.
Art. 4
Sociedad Miércoles, 08 de Septiembre de 2004
DOS CHICOS CONTARON COMO LOS POLICIAS LOS TIRARON AL RIACHUELO
“Ahora sí van a aprender a nadar”
Los dos amigos de Ezequiel Demonty, el chico asesinado por la Federal, declararon en el juicio por el homicidio. Coincidieron en que después de castigarlos con dureza, “todos los policías” actuaron juntos en el momento de obligarlos a tirarse al agua.
Por Carlos Rodríguez
“Habíamos salido juntos, eran mis amigos, no iba a volver yo solo a mi casa.”
Entre sollozos, recreando el cruce a nado de las negras aguas del Riachuelo, de orilla a orilla, Claudio –cuyo nombre completo se mantiene en reserva por ser menor– explicó ante los jueces por qué volteaba la cabeza, buscando con la mirada a sus amigos Ezequiel Demonty y Julio Ismael Paz.
El chico, que el 14 de septiembre de 2002 tenía 14 años, respondió preguntas insólitas de los defensores de los nueve policías acusados por el asesinato de Demonty, el único que no pudo retornar vivo a tierra firme. “¿En qué estilo nadaba?”, quiso saber uno de los defensores, como si quisiera establecer si el joven podía o no seguir con la mirada a sus compañeros de odisea. Tanto Claudio como Paz coincidieron en que “todos los policías” actuaron juntos a la hora de obligarlos a tirarse al agua y que todos los golpearon. Les dieron “una re-paliza”, sostuvo Paz. Esto contradice las versiones de algunos de los imputados que le adjudicaron un rol protagónico excluyente, en esa tremenda determinación, al subinspector de la Policía Federal Gastón Somohano, el principal acusado.
Los dos chicos coincidieron en afirmar ante los jueces del Tribunal Oral 8 que “todos los policías” los detuvieron sin motivo alguno, los golpearon en la esquina de Cruz y La Constancia y volvieron a pegarles una vez que llegaron a la orilla del Riachuelo, minutos antes de que los “empujaran” hasta rodar por la barranca que baja hacia las aguas. Paz, de 19 años, quien ahora está preso por una tentativa de robo, y Claudio, que ahora tiene 16, recordaron que esa noche habían ido a bailar al boliche Radio Estudio, del barrio porteño de Constitución.
En varias oportunidades, el relato de Claudio provocó murmullos entre el público, por su emotividad. “Tengo miedo de que me maten porque este juicio es contra policías y tengo temor”, dijo Claudio ante una pregunta del abogado José Luis Vera, que representa a la familia Demonty. Los dos jóvenes dijeron que al pasaje La Constancia habían ido a buscar un remís para regresar a sus casas, en Mataderos. “¿Por qué un remís y no un taxi?”, fue la aguda pregunta de uno de los defensores de los policías. “Porque es más barato”, respondió Claudio con su voz de nene.
Paz fue el primero en declarar. El chico habló durante dos horas e incurrió en algunas contradicciones menores. “Cuando llegaron los patrulleros, los policías nos empezaron a pegar apenas bajaron. No nos preguntaron los nombres y creo que nos pedían droga porque todos los que andan por ese barrio saben andar comprando.” Estimó que había “una docena” de policías (eran nueve) y sostuvo que sentía “un miedo bárbaro”. Cuando los subieron en los tres patrulleros, cada uno por separado, creyó que “se trataba de una joda que nos querían hacer”. Nunca imaginó que terminarían en las aguas del Riachuelo.
Aseguró que cuando llegaron a la orilla del río “los policías hicieron una ronda”, en torno de los tres amigos. “Allí nos dieron una re-paliza y después, uno por uno, nos obligaron a tirarnos al agua.” El primero en ser “empujado por dos policías” hacia las aguas fue Demonty, después fue el turno de Claudio y finalmente lo tiraron a Paz, a quien apodan El Pelado, que para colmo de males no sabe nadar. Se tomó de una rama que había a la orilla y se salvó de morir.
Claudio dijo, a su turno, que cuando los detuvieron los policías les pegaron “por todo el cuerpo”. La única que se salvó de ser golpeada fue una chica que los acompañaba y que fue dejada en libertad por los policías porque mintió y les dijo que estaba embarazada. “Ahora van a aprender a nadar. Ahora van a aprender qué es ser hombre, negros de mierda”, era la frase que le repetía a Claudio uno de los policías que iba en el patrullero.
“Nos hicieron bajar y formaron una ronda. Nos pusieron a los tres en el centro y nos volvieron a pegar y a patear. No hubo tiros pero todos tenían las armas en sus manos y nos golpeaban con ellas en la cabeza. Ninguno de ellos trató de evitar lo que pasaba”, relató el chico, visiblemente conmocionado.
El menor sostuvo que fueron dos los policías que llevaron a Demonty hasta las cercanías del agua y que “lo empujaron” para que cayera al río. La última vez que lo vio, Ezequiel “iba nadando hacia atrás, de espalda, rumbo al puente” Uriburu, ubicado a unos 100 metros del lugar donde fueron arrojados al agua. “A mí me agarraron de los hombros, me llevaron a la barranca y me empujaron. Después me dijeron ‘nadá porque si no te vamos a matar’.”
Y en todo momento vio que los apuntaban con armas de puño y uno de los policías con una escopeta. “No me lo olvido más”, le dijo Claudio a Página/12, en las escalinatas de los tribunales, cuando volvía hacia su casa en Mataderos. “A cada rato nos decían ‘van a aprender a nadar, negros de mierda’. Es muy feo lo que nos pasó.”